Casas Viejas, la verguenza de la República y el orgullo de Andalucía.

 
El 12 de enero de 1933, la guardia de asalto de la república "democrática" y  "socialista" y cuyo mando estaba en manos de Azaña reprimió un levantamiento anarquista fruto del hambre, la desesperación y la humillación sufridas durante siglos por todos los habitantes humildes de la región. Las tierras son propiedad de tres familias aristocráticas gracias a la herencia recibida desde la Reconquista hace 500 años. Los trabajadores del campo se veían obligados a humillarse diariamente en la vía pública por un mísero jornal. En 1932, el 3% de los terratenientes andaluces poseían el 67% de la tierra. En 1933, en Casas Viejas el 43% del municipio estaba en manos de caciques locales. El mayor terrateniente de España estaba en Cádiz, el duque de Medina-Sidonia, y el Duque de Alba, que también era dueño de buena parte de Andalucía, también poseía grandes extensiones en esta región denominada popularmente como Ruta del Toro.

La población se encontraba al límite de la inanición, esta revuelta se producía por el inmovilismo de la república con respecto a la reforma agraria tan cacareada antes de ganar las elecciones, los terratenientes seguían siendo dueños de todo y debido a su incomodidad con la república dejaban grandes extensiones de tierras fértiles sin explotar condenando así a las poblaciónes al paro y al hambre mientras que la aristocracia seguía comiendo a dos manos a cara de perro, o mejor de cerdo, las regiones más combativas fueron las que sufrieron  este genocidio en mayor grado, si el pueblo no votaba a los caciques las tierras quedaban abandonadas mientras los obreros morían de hambre, literalmente hablando, así que la república "democrática" solo sirvió en muchos municipios para instalar en el poder a los caciques, aunque eso sí "democráticamente".

Esta revuelta tenía más de supervivencia pura y dura que otra cosa, por eso los anarquistas que fueron asesinados abandonaron este mundo con la cabeza bien alta, no permitieron que los mataran de hambre en silencio, prefirieron morir con dignidad, defendiendo su vida y quitándoles la suya a algunos de los que les negaban la existencia como personas e intentaban rebajarlos a poco menos que animales de tiro. No existe animal más peligroso que el acorralado sin más posibilidad de salida que el ataque frontal y nosotros los humanos somos animales, más o menos inteligentes, pero animales en el fondo, al menos eso dicen de mí muchas veces. Lamentablemente la proclamada revolución libertaria no fue seguida de manera masiva y estas personas honradas que solamente querían comer y que los dejaran vivir en paz se vieron solos y rodeados por perros del poder sedientos de sangre y con un inmenso odio hacia todo lo que significara igualdad social, bien común y cultura para todos.

En Andalucía se había acordado que los militantes anarquistas esperaran a tener noticia del estallido de la rebelión en Cataluña para emprender el levantamiento. Federica Montseny, en su libro dedicado a La Libertaria, nos ha legado un testimonio de la preparación de la revolución libertaria andaluza, por boca del militante anarquista G. García Pérez: <<Dormimos en Medina para salir de madrugada los cuatro compañeros, siempre a pie, hacia Jerez. Celebramos con suerte varias reuniones. Allí se concretó cómo habíamos de iniciar el movimiento revolucionario. El delegado del Comité Nacional de Defensa Confederal nos informó de que las regionales de Levante, Aragón, Rioja y Navarra estaban armadas hasta los dientes. Así pues, quedamos en que la consigna para lanzarnos a la calle sería cuando, mediante la radio, tuviéramos conocimiento de que Barcelona se batía en las barricadas. Esto sería entre los días 8 y 10 de enero. Seguidamente iríamos al desarme absoluto de todos nuestros enemigos. A ser posible evitaríamos el derramamiento de sangre. Simultáneamente emprenderíamos la marcha hacia Jerez, donde reside la sede del más rancio feudalismo andaluz. Tomaríamos posesión de cortijos, ganados, talleres, fábricas, etc. Dominado este foco extremadamente reaccionario, la capital gaditana no tardaría en capitular>>.

No me extenderé demasiado en los hechos acaecidos en esos días puesto que el vídeo da buena cuenta de ello, pero la crueldad de los guardias de asalto con respecto a personas absolutamentes desesperedas por el continuo hambre y las reiteradas humillaciones, prácticamente desarmadas, puesto que sólo contaban con algunas viejas escopetas de cartuchos, no tuvieron piedad alguna, los acribillaron con metralleta, les lanzaron granadas y finalmente prendieron fuego al techo de ramas para quemarlos vivos y si salían coserlos a tiros.

Las órdenes superiores eran claras y concisas, había que terminar con la rebelión rápida y tajantemente, los guardias tenían carta blanca para desatar su sadismo, la república burguesa mostró su verdadero rostro y muchos ciudadanos fueron entonces conscientes del engaño republicano, el cambio de monarquía a república no fue más que un arreglo a la fachada del estado, pero seguía siendo estado. Al amanecer, el capitán Rojas desplegó a sus hombres por todo el pueblo y dio orden de emprender el registro de las casas, de detener a todos aquéllos que tuvieran armas escondidas y de disparar contra quienes se resistieran o se negaran a abrir sus puertas.
 
Al final detuvieron a todos los que les vino en gana, las órdenes eran erradicar de raíz la semilla libertaria plantada por los campesinos de Casas Viejas, incluso detuvieron a algunos que estaban enfermos -cosa cotidiana debido a la malnutrición y condiciones de esclavitud en el trabajo- y por tanto era imposible su participacion en los hechos, pero aquí tambien se castigaban los pensamientos, una manera eficaz de extirpar el crimental, como diría Orwell en "1984". <<Si está malo pa cuando esté bueno, y si no ha hecho ná pa cuando lo haga>> ladraban los perros estatales mientras babeaban a la vista de la sangre fresca.

Fueron arrestados catorce jóvenes, a pesar de que en ese momento, según todos los indicios, los implicados en la insurrección habían huido campo a través. Rojas ordenó llevar a los detenidos maniatados a las afueras del pueblo, donde pensaba fusilarlos aplicando la "ley de fugas". Pero, al llegar a la choza carbonizada del Seisdedos, los guardias abrieron fuego contra los detenidos, cuyos cuerpos quedaron expuestos para escarmiento de los habitantes de Casas Viejas y verguenza eterna para la república burguesa gobernada por "socialistas". La investigación posterior arrojó un número de veinte víctimas, pero los testimonios recogidos entre la población elevan esta cifra a treinta y tres muertos, cifra mucho más creible.

El recuerdo de estas buenas personas sigue vivo en los corazones de muchos andaluces de bien, el estado español a pesar de querer enterrar el pasado no ha podido borrar de la historia estos hechos propios de hienas carroñeras más que de personas. La entrañable figura de Seisdedos, viejo anarquista de rostro curtido por miles de horas de sol e intemperie, recocido por dentro tras tantos años de abusos y desprecios por parte de los señoritos vividores del trabajo ajeno, es un símbolo que perdurará durante siglos, y lo mejor de todo es que él nunca pretendió tal cosa, sólo quería comer y pasar sus últimos años con una cierta calidad de vida, no postrado en una cama con el cuerpo machacado de trabajar de sol a sol y sufriendo terribles dolores sin ninguna posibilidad de alivio.
 
En el hortera himno andaluz -para mí todos los himnos son horteras, cosas mías- cuando dice andaluces levantaros siempre recuerdo a Seisdedos y su honesto ejemplo y no a Blas Infante, aunque este andaluz era mucho más digno que por ejemplo Azaña y me parece una indecencia como prostituyen hoy su nombre los sociatas e incluso los peperos andaluces.

En el otro extremo, algunos de los asesinados vilmente por los guardias de asalto bajo órdenes de Azaña, eran chavales que rondaban los 18 años pero que no estaban dispuestos a llevar las mismas vidas que llevaron sus padres, la república había creado unas expectativas demasiado amplias como para que ahora tuvieran que conformarse con las migajas que tuvieran a bien ceder los burgueses instalados en el poder, ya estaba bien de engaños, entonces la furia revolucionaria se redobló, ya no podían confiar en nadie más que en ellos mismos y sus propias manos y esa república que llegó para el supuesto bien de todos los españoles se transformó en verdugo de campesinos inocentes e indefensos que sólo querían comer, ser respetados y vivir en paz.

Aunque intenten borrar la historia cambiándole el nombre a esta pedanía de Medina Sidonia, puesto que ahora se llama Benalup de Sidonia, Casas Viejas siempre será Casas Viejas, su nombre será recordado durante muchos años más como un símbolo de la libertad y la desesperación a la que puede llegar a ser sometido el ser humano por los de su misma especie, las víctimas de los hijos de Caín permanecen en el recuerdo colectivo como algo que fue pero que podría volver a ser, los compañeros salvajemente asesinados en Casas Viejas son un ejemplo a seguir, una muestra de la dignidad andaluza, gentes sencillas pero de una importancia infinita, su humanidad deja en evidencia a cualquier "persona importante" de la actualidad, hoy los sociatas andaluces ponen monumentos a la Duquesa de Alba o a Curro Romero y dan medallas al trabajo a los explotadores hermanos Martín, los dueños de Supermercados MAS, esta gentuza son los VIP´s de hoy al parecer, aunque no hay nada que esté más alejado de la realidad, hasta ahora vivíamos un sueño que se ha convertido en pesadilla, no permitamos que nos lleve a la desesperación antes de despertarnos, ¡Viva Andalucía anarquista e independiente! ¡Viva la Federación Ibérica de Pueblos Asociados Libremente!.

 
 

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