Las leyes son impuestas por la violencia y no merecen respeto


Las cárceles españolas están repletas de personas que han cometido pequeños delitos, todos sabemos de sobra quienes son los que terminan en el trullo, los más débiles, víctimas de la sociedad enferma en la que vivimos, se les aparta porque es más fácil ocultar el problema que arreglarlo de raíz. Las cárceles no solucionan nada, muy al contrario son escuelas de delincuencia, muchos de los presos comienzan su auténtica carrera delictiva tras conocer el castigo que la sociedad les tiene reservado a los "inadaptados", tras comprobar como esta sociedad no se preocupa del que no tiene, es más, si molestan son encerrados con la connivencia de todos, en nombre de nuestra estimada "seguridad", olvidando que lo más importante es la libertad.


¿Quién preguntó alguna vez a los ciudadanos su opinión acerca de las leyes?, esas mismas leyes que son las que en menor o mayor medida todos sufrimos, ¿quién hizo las leyes?, no creo que ningún vecino mío participara en la redacción de las mismas. Las leyes dirigen nuestra vida, tienen más influencia en nuestra manera de vivir que incluso la que pueda tener nuestra propia opinión acerca de como queremos que sea nuestro futuro. Las leyes nos prohíben tajántemente educar a nuestros pequeños fuera de las escuelas oficiales, auténticos cuarteles donde no se enseña, se amaestra. Las leyes permiten que gentuza ladrona del dinero de todos quede impune porque "sólo" es un delito fiscal, que en la mayor parte de los casos se descubre una vez prescrito el robo, con lo que el menda se va de rositas y no devuelve un duro de lo robado. Las leyes permiten que grandes evasores fiscales se rían de nosotros tras salir de los juzgados totalmente impunes por prescripción de los delitos. Las leyes permiten que se deje en la calle a 400.000 familias con una ley escrita en 1910 para servir a los mismos que hoy siguen mandando, por eso no la cambian, ¿para qué? si hasta ahora les ha funcionado el chollo, ¿por que cambiarían estos desalmados?, ¿por el bien común?, ¿por la justicia social?, ¿eso qué es? preguntarán con cara de póker, aunque quizás sí lo harían para salvar el pellejo, ellos no conocen la razón, -por más que se empeñe el Cerdito Maruhenda-, sólo la violencia como método de negociación, primero te dan un palo y después te preguntan si estás de acuerdo.


Un ejemplo muy claro sobre para que sirven las leyes y a quien sirven me lo encontré hace unas días en el diario.es:

La reciente reforma del Código Penal tipifica sin cuantía mínima el fraude en cobros de prestaciones de la Seguridad Social, es decir, podría suponer cárcel desde el primer euro defraudado.

Si alguien defrauda 100 euros de una prestación por desempleo podría ser juzgado por vía penal, mientras que quien defraude hasta 120.000 euros a Hacienda sólo recibe una sanción administrativa.

“Esta ley perjudica a los sectores más vulnerables de la población, crea discriminación y generará inseguridad jurídica”, denuncian varios abogados consultados por eldiario.es.

Resulta que un trabajador con un sueldo de caridad, sin contrato, sin derechos, recurre a la prestación por desempleo mientras está realizando este trabajo denigrante para así poder pagar todos los gastos de su familia, algo que todos conocemos de cerca porque hay que vivir, por ello puedes ir a parar al trullo, por buscarte la vida te la pueden joder. Por otro lado los ladrones profesionales que además roban por codicia, porque teniendo millones de sobra para vivir tres vidas siguen robando, estos auténticos delincuentes con aires de honorabilidad, rara vez pagan sus fechorías, cuentan con sus relucientes abogados estrella, buenos contactos y capacidad de chantaje, soborno o amenazas hacia quienes deben juzgarle y, claro está, las leyes las crearon cerdos de su misma piara.


El sistema son sus leyes, el estado fascista y terrorista sólo se sostiene gracias a sus leyes, estas leyes son impuestas por medio de la coacción, la incultura y si es necesario se imponen a manos de la violencia distribuida por la policía y los militares, las leyes no buscan convencer, solo imponer. El pueblo siempre ha tenido la certeza de que las leyes sólo sirven a los ricos para castigar a los pobres que se rebelan del maltrato padecido desde hace milenios, pero aún así acatan los veredictos de los cuervos judiciales, intérpretes de la ley; los acatan, pero casi nunca los comparten, los acatan porque son impuestos a través de la violencia, no porque crean que son justos. 

Estoy casi seguro que no es casualidad el que la representación de la justicia lleve una báscula (trucada) en una mano y una espada (bien afilada) en la otra, también se nos presenta en forma de buenorra, cual anuncio de Coca-Cola, así es más véndible al parecer, aunque Corinna, la "entrañable" amiga del rey, dice que es un handicap ser bonita y rubia.

Las leyes están creadas por personas al igual que los dioses, no deben su origen a una regla natural inmutable, por lo tanto son tan imperfectas como lo somos los seres humanos, a pesar de que nuestro cerebro es la mayor creación del universo conocida. Incluso si estas leyes estuvieran creadas por personas de probada honradez seguirían siendo ineficaces para el bien común, puesto que no contarían con el acuerdo y la opinión de todos, así que podemos imaginarnos sin demasiado esfuerzo hasta que punto las leyes son injustas, ya que vienen impuestas por la gentuza que dirige el estado fascista y terrorista irrespetuoso con los derechos humanos, como lo es el Estado español.


Cuando el pueblo está demasiado descontento como para que los dirigentes se preocupen por su propia supervivencia al mando del sistema, siempre recurren a la misma solución, "cambiaremos la ley y la haremos más estricta", "cambiaremos la ley para hacerla más justa" o "cambiaremos la ley para que se adapte a los tiempos", graznan con palabras grandilocuentes los gansos parlamentarios, pero es que precisamente esa ley es el problema y además cuando dicen "cambiar" en realidad quieren decir "maquillar". Tras los casos de flagrante latrocinio a manos del PP (caso Bárcenas) o del PSOE (ERES de Andalucía), los gerifaltes graznan por una nueva "Ley de Transparencia" para evitar casos de corrupción, cuando el sistema ya cuenta de sobras con leyes para supuestamente atajar estos problemas, y digo supuestamente porque como mucho sirven para pequeñas condenas y poco más, la nueva ley será más de lo mismo, pero nos lo venderán con un lazito rojo y todos aceptaremos porque es lo más cómodo. "Eso de las leyes no son cosas de ciudadanos corrientes y molientes como tu o yo", dirán demasiados imbéciles, pero "eso de las leyes" mañana podría meterlos en la cárcel, y entonces lo tendrán merecido por imbéciles voluntarios.



Si ellos no tienen ninguna piedad con nosotros ¿debemos tenerla nosotros hacia ellos?, ¿tendremos que dejar de ser ciudadanos en lucha para pasar a ser combatientes en guerra?, ¿sólo así conseguiremos erradicar las leyes para convertirlas en acuerdos debatidos entre todos, siempre modificables entre todos y sólo para servir al bien común y no de unos pocos?, ¿tendremos que pagar con sangre nuestra libertad como ocurrió en el '36 aún a sabiendas de que llevamos las de perder como entonces?. El respeto se gana, no se regala, si el estado español gobierna de espaldas a su pueblo pierde automáticamente la poca legitimidad que pueda tener, 1/3 de la población para ser exáctos, la misma proporción de ciudadanos que no han participado en el engaño llamado sufragio universal, tan legítimos como el PP, bueno, mucho más, porque los antisistema luchamos por un mundo más humano, mientras que los fascistas del PP sólo buscan perpetuar el poder de la oligarquía centenaria española.  Si el gobierno español responde a las peticiones justas y razonables del pueblo con palos a manos de sus perros y amenazando con los militares, asesinos a sueldo, mercenarios de otros países que no tendrán el handicap de matar a compatriotas llegado el caso, si quieren imponer con sus leyes nuestra desgracia, entonces, que no cuenten con el respeto del pueblo, ninguna ley merece respeto porque siempre van impuestas por la violencia y nunca por la conciencia.

Las leyes sirven para que se construya un mamotreto como este en pleno Cabo de Gata, uno de los últimos sitios vírgenes de la península, para después, y con esas mismas leyes en la mano, ordenar que se derribe, ¿para qué queremos estas leyes?

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