Miseria




Los fachas siempre graznan que no se debe remover el pasado, que entre todos acordamos olvidar los muertos habidos en los dos bandos durante la Guerra Civil, pero no es tan fácil olvidarse de un genocidio contra todo un pueblo, hacerlo sería como escupir sobre las tumbas de cientos de miles de trabajadores honrados que sólo pedían pan y libertad y en su lugar recibieron un tiro en la nuca, para luego ser enterrados en fosas comunes como si fueran alimañas dañinas. Los muertos del bando franquista se lo tenían más que merecido, ¿qué esperaban quienes se rebelaron contra la legalidad vigente y arrasaron el país como si de un ejército de ocupación extranjero se tratara? ¿acaso merecían un buen trato quienes bombardeaban ciudades donde sólo había mujeres, ancianos y niños? porque los hombres estaban todos en el frente, así demostraban su "amor" por España, arrasando sus históricas ciudades.
 
Viviendas tras los bombardeos de 1937 Málaga
 
Víctimas de la codicia fascista
Ni olvidar ni perdonar, en ello estriba nuestra dignidad como pueblo, ¿acaso ellos perdonaron a alguien por mínimos que hubiesen sido sus supuestos delitos? Sus cuervos negros predicaban en los púlpitos de la iglesias la hermandad entre los hombres y el deber cristiano de saber perdonar al enemigo, pero sin embargo no dudaban en absolver de todos sus pecados a los requetés cuando acudían a sus sucias casas de dios con las camisas azules empapadadas de sangre de inocentes. Yo no soy ni católico ni hipócrita, así que nunca olvidaré la miseria a la que fue condenada la familia de mi madre gracias a estos buenos cristianos del demonio.
 
 
El olvido ha llegado hasta el punto que son los herederos de esos asesinos los que hoy gobiernan, para más inri el lider de todos ellos es el rey crápula, (tiene la cadera hecha mixto de tanto empujar a la Corinna y del hígado mejor no hablar) el cachorro educado por el dictador, igualito que los perros huérfanos que adopta Napoleón, el cerdo que se hace jefe en la genial novela de Orwell "Rebelión en la granja"; los adiestra desde pequeñitos para asegurar su lealtad y que defiendan sus "principios morales". España ha pasado de ser ejemplo de lucha social para el mundo, a un país miserable en el que sólo cuenta el sálvese quien pueda y que elige a sus propios verdugos, dándoles así la legitimidad que nunca debieron tener. El terror y el fomento de la inoperancia cerebral implantando por la peor gentuza de nuestra tierra, todavía se siente en los corazones y cerebros de quienes vivieron durante 40 años bajo el capricho de un dictador asesino y paleto.
 

Asesinaron a todo aquel que pensara de manera diferente a los demonios de la curia o los asesinos militares, el propósito del Cabronsísimo era el de erradicar para al menos 50 años cualquier atisbo de libertad y cultura; la ignorancia y el obedecer sin rechistar serían las bases de esa gran España que construiría el fascio español. La vuelta a las épocas más oscuras de la Edad Media ibérica, los curas volverían a ser entes sagrados, infalibles y libres de toda culpa terrenal y celestial, la aristocracia se llenaría la barriga hasta vomitar para seguir comiendo más, mientras que los niños pobres agonizaban durante sus primeros años de vida para al final morir inevitablemente de inanición, por no hablar de los cientos de miles que quedaron huérfanos gracias a las ansias de mandar sobre los demás de la chusma militar sediciosa. Los burgueses se asociarían con la aristocracia y los militares hasta llegar a fundirse en una sola piara, una nueva clase social única y genuinamente española, los que ganaron la guerra; ahora se sentían absolutamente legitimados para reclamar su botín de guerra, el cual consistía en manejar todo un país lleno de riquezas a la manera de un cortijo y a todos los que perdieron la guerra, o sea el pueblo, tratarlos como a ganado cuya única función consiste en servir a los vencedores, cuando mueren sirven para abonar el campo.
 
 
¿Olvidar? hay cosas que no se pueden olvidar, mucho menos obviar, ello sería como decir que la muerte de tanta gente comprometida con la libertad y tantos trabajadores honrados que sólo querían pan y libertad ocurrió en vano, ello sería como escupirnos a nuestra propia cara. No se trata de odio, es auténtica justicia, nada que ver con la de los cuervos judiciales. Piden silencio a los descendientes de quienes fueron criminalmente asesinados, pero sin embargo beatifican en masa a sus caídos, dicen que murieron por defender a dios y a España, ¿se puede ser más miserable a la par que macabramente ridículo?
 
Guernica

Ellos no solamente recuerdan cada vez que pueden a sus asesinos debidamente ajusticiados, además quieren que todo un país calle el como se le sometío metódicamente a un genocidio del que aún hoy siguen sumándose víctimas; muchas de las fosas abiertas  y que no pudieron ser manipuladas contenían bastantes más cadáveres de los esperados. Estos demonios guiados por sus enviados de dios sabían muy bien que eran unos criminales, aunque no tuvieran conciencia eran sabedores de que en algún momento alguien pediría explicaciones sobre tal crimen contra un pueblo indefenso, así que muchas fosas fueron vaciadas  en años posteriores a la orgía de sangre para no dejar pruebas de su cobardes crímenes, otras muchas fueron camufladas bajo toneladas de hormigón.
 
Bodonal de la Sierra
Las fosas que había en el pueblo de mi madre, -un pequeñísimo pueblo que ni aparece en los mapas, Bodonal de la Sierra, situado en el sur de Badajoz, casi en la frontera con Andalucía- se encontraban junto a las tapias del cementerio, hoy día donde estaba el cementerio han construido un polideportivo, el alcalde dirá que es una cosa buena para el pueblo, pero seguro que no preguntó antes a los vecinos si querían recuperar los restos de sus seres queridos. Esto mismo ha sucedido en cientos de pueblos a lo largo de todo el país. Por mucho que quieran ocultar sus crímenes, por más que panfletistas falangistas como Pío Moa pretendan cambiar la Historia según su conveniencia, en esta tierra siempre existirán personas con dignidad, memoria y honradez que pedirán justicia y justo señalamiento de los criminales y todos aquellos descendientes suyos que defienden y legitiman los crímenes de sus progenitores.

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