Tiempos de feliz falsedad

 
 
Una de las últimas entradas de este nefasto año que dejamos atrás quiero dedicarla a la feliz falsedad, a eso que llaman Navidad y que patrocinan los cuervos de Dios. Un niño que nace todos los años y encima por generación espontánea, sin parto ni nada, bastardo de padre y madre vaya. Lo que son las cosas, empezaron con un pesebre y ahora ostentan las mayores riquezas del planeta, claro que esta empresa del Vaticano S.A. lleva ya más de 2000 años saqueando, sojuzgando y asesinando a todo aquél que pudiera hacerles sombra.

Esta ralea maldita de la curia romana se aferra a su poder milenario y sabe muy bien como hacerlo, abusando de la ignorancia ajena, y si son demasiado contestones, mano dura del ejército, al cual se le perdonarán todos sus crímenes cometidos en nombre de esa estupidez llamada Dios. La puta Navidad la celebran ateos y meapilas de misa diaria, en esto no existen distingos, todos los balcones están llenos de símbolos propios de esta festividad cuyo origen pagano se pierde en la noche de los tiempos. Los discípulos negros de Satán están un poco mosqueados con eso de Santa Claus o Papá Noel, por lo visto esto es un sacrilegio, no forma parte de la cultura que debe tener todo buen español, cuando es la misma memez que los Reyes Magos.
 
No engañen a sus hijos con bobadas, muéstrenles esta foto a sus pequeños y nunca más volverán a respetar la figura de Papá Noel, evite así posibles traumas futuros y no fomente la estupidez de sus vástagos.

¿Por qué ostias hay que sonreir cuándo todos nuestros derechos están siendo vílmente pisoteados por la bota nazi del PP? ¿Es obligatorio comer gambas y jamón hasta hartarse simplemente porque es un día u otro? ¿Somos unos amargados y aguafiestas los que nos cagamos en toda esta basura hipócrita y demencial llamada "Felíz Navidad"? ¿Qué ostias feliz? lo que tengo es un cabreo y unas ganas locas de cenarme a un ministro en lugar de a un pavo o una pata de cerdo, eso sí que me haría felíz, como al maestro Lecter. Canibalismo ministerial ya, tragátelos y expulsalos convertidos en caquita, lo que realmente son.
 
Observen un ejemplo práctico de lo dicho en la anterior foto. En esta vemos a una preciosa pequeña de mente espabilada, puesto que muestra este gesto al ser amenazada con no recibir juguetes de los reyes magos si no depone su aptitud.

El españolito medio (ese  mismo que regala "mayorías absolutas" al PPSOE),  compra un jamón y aparca el coche bien lejos de casa para darle un exhibicionista paseo por todo el barrio a la pata de cerdo, que todos los vecinos vean que a él la crisis no le afecta, que es un machote y come jamón en Navidad como los señoritos. Gasta lo que no tiene en gambas y licores, invita generosamente a amigotes, cuñados y vecinos, se infla de estúpido orgullo al aparentar lo que nunca será. La estupidez llega hasta límites infrahumanos, algunos incluso se endeudan (más aún) para poder fardar esos días de buenos morcones y gambas de Huelva, aunque ello signifique que tras el opulento banquete tendrá que comer sopa de sobre durante tres meses, él y sus hijos.

Ese es el repugnante espíritu navideño, hipocresía, estupidez y vanidad sin límites ¿quién da menos?. Es la mejor época del año para comprobar hasta que punto vivimos en una sociedad mentalmente enferma , unos días en los que todos quieren aparentar "normalidad" en tiempos de conflicto social. ¿Quién puede ser feliz y celebrar estas fiestas mientras que existen cientos de miles de familias que no podrán comer ni siquiera lentejas esa noche? ¿cómo se puede celebrar una fiesta en el piso 2º, mientras que a los del 3º los desalojan pasado mañana? ¿hasta que punto de insensibilidad social hemos llegado que sólo importa el aparentar y mostrar pena en lugar de solidaridad con los que no tienen? Todos a gastar que el mundo se va a acabar, o al menos eso parece, después, cuando llegue la cuesta de Enero, el mismo que ayer te invitaba a jamón, ahora te pide un par de pimientos para el refrito, con alguna vana excusa para no parecer un "parado fracasado", como él gusta de llamar a otros.
 
Marca España

Pues eso, a cagarse en la hipocresía de esta miserable sociedad española, hipocresía multiplicada en estos días de feliz falsedad. Lamento parecer un aguafiestas, pero las cosas son así; este año no tengo absolutamente nada que celebrar, ni siquiera en fin de año, porque pasaremos del Bienio Negro al Trienio Negro, para continuar con el definitivo Cutrenio Negro, como una película de terror gore de la que aún quedan dos secuelas más. Pues nada más, a cagarse en Dios diariamente como ejercicio espiritual y no os olvidéis de que ya hace más de un mes que es Navidad en el Corte Inglés.
 

No hay comentarios: