Dios los cria... y entre ellos se matan



El facherío español vuelve a mostrarnos su desfachatez una vez más, si alguien pensó que ya no se podía caer más bajo, ahora podrá comprobar que el PP cae en un abismo sin fondo. Tras el asesinato de Isabel Carrasco a manos de dos "compañeras" suyas de PPartido, (hija y esposa de alto mando policial), la caverna mediática y los falangistas envalentonados por su nuevo auge, pretenden culpar de este asesinato propio de sicarios al pueblo que escrachea a mangantes probados. Una vez perpetrados sus rebuznos, cuando reciben justa contestación, vuelven a rebuznar más alto aún (si cabe) pidiendo la ilegalización del insulto merecido, pedirle a un español que no insulte es como pedirle a un chino que no coma arroz; dentro de poco también castigarán al que no asista a misa.

Falangista rabiosa
Desde luego que me parece de muy mal gusto sacar trapos sucios de un cadáver aún caliente, no escribo esta entrada para eso ni mucho menos. La razón de esta entrada no es otra que la de señalar a la gentuza con la que tenemos que convivir en este puñetero país. A los falangistas españoles les ha faltado tiempo para soltar espumarajos por sus hocicos señalando a quienes denuncian a los corruptos, viniendo a decir que lo ocurrido es fruto del natural cabreo del pueblo hacia quienes les roban, les engañan y les niegan una vida digna y plena. Como ya no tienen a ETA como excusa, ahora se dedican a criminalizar a todo aquel que no tenga mierda diarréica en la cabeza como ellos.

Otro imbécil como los dos anteriores
Lo más curioso de todo es quienes han sido las presuntas ejecutoras, porque esto ha sido una ejecución en toda regla, con tiro de gracia y todo; nada menos que una hija y una esposa de un alto mando maderil, ambas pertenecientes al PP, gentuza de la misma calaña que ahora quiere culpar a la justa lucha de Ada Colau y los escraches de todo lo ocurrido. Pero el pueblo llano sabe que esa manera de matar solamente vista en terroristas o sicarios profesionales, también es propia de fascistas convencidos, como es el caso, nunca de trabajadores, porque los asesinos son ellos, siempre lo fueron y lo serán. 

Sea quien sea, quien ha asesinado a Isabel Carrasco tenía muy claro lo que iba a hacer, tenía claro que ese sería el último día de la presidenta de la diputación. Tres ó cuatro disparos, uno de ellos a quemarropa y en la cabeza, o lo que viene a ser lo mismo, el tiro con el que se asegura la muerte de la víctima; no querían hacer daño, querían matar. Por mucho que les duela a los fachas españoles, esto ha sido perro comiendo perro, culpando a otros de su propia miseria moral no consiguen más que seguir rebajando su condición de humanos.

La podredumbre moral de El Mundo en su editorial

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