Antecedentes del motín de la prisión de Quatre Camins


Prisión de Quatro Camins

En el año 2002 se produce en la prisión de Quatre Camins una huelga de "brazos caídos" secundada por 150 presos y que la propia institución difunde por los medios de comunicación como si fuera un motín incitado por grupos “antisistema” y como rechazo a la reciéntemente aprobada reforma penitenciaria. Estas excusas les permitieron actuar con extrema violencia y represaliar a las personas presas que mantenían su protesta y dispersarlas por diferentes cárceles. En esta huelga se reivindicaban los mismos puntos que ya comenzará a pedir la organización CEDAL allá por 1999-2000. Se exigía lo siguiente:

- Cierre de los FIES (Fichero de internos de especial seguimiento) y fin de los aislamientos y las torturas.

- Cese de la dispersión. 

- Libertad para las personas con enfermedades terminales e incurables. 

- Libertad para las personas que lleven más de 20 años de condena (así lo especificaba el anterior código). 

Toda esta lucha que va del período 1999/2002 no consiguió alcanzar ninguno de sus objetivos. Las justas exigencias de los presos no tuvieron ningún eco en los medios de información, el Estado se empleó a fondo para callar la voz de los olvidados de la sociedad, ni por asomo dejará emerger toda la podredumbre moral y miseria humana que se esconde tras los muros de las prisiones. Curiosamente, esa falta de principios morales y elementales proviene de quienes custodian las prisiones, no es que todos los internos sean unos angelitos, pero muy probablemente son los carceleros quienes deberían ser juzgados y encerrados en muchos casos; mros adentro son como Dios, aunque en la calle solamente sean personas vulgares y anodinas. ¿Acaso no es mayor el delito de torturas que el vender unas cuantas papelinas?

La Coordinadora Estatal en Solidaridad con las Personas Presas consiguió el reconocimiento de que el sistema FIES no era legal, y pese a ello su impunidad continua.

Otra de las versiones que difundieron para encubrir las causas reales de los motínes, fue que la protesta se produjo porque los presos querían cobrar por limpiar sus celdas. Los presos denunciaban que las causas reales fueron varias muertes consecutivas de algunas personas presas, por abusos y negligencias de la prisión, pero a quienes denunciaba estos hechos les aguardaban las palizas, torturas, vejaciones o aumentos de condena. Una vez sofocada la protesta con brutal represión, otro conato se reprodujo al día siguiente, aunque la institución lo volvió a encubrir como un hecho que nada tenía que ver con la huelga de brazos caídos de los presos, o como decía la institución, con el “motín”.

Los administradores de la prisión se emplearon a fondo a la hora de reprimir a los presos, provocando así la indignación y  correspondiente acción de los presos. Se produjeron, en breve periodo de tiempo, varias muertes de personas presas en el interior de Quatre Camins y el hecho de que cualquiera podría ser el siguiente, encendió el ánimo de un grupo de presos del módulo 1, que decidieron hacer una huelga de brazos caídos para parar la productividad de la prisión, hasta que se diera una solución negociada a esa situación.

Quatre Camins 2004. El motín

Como podemos comprobar en cualquier hemeroteca, en la institución carcelaria hay una situación enquistada de abuso y sólo con la protesta se ha conseguido que se reconocieran los conflictos, aunque completamente tergiversados. Como esa situación, más que solucionarla se fue agravando con el tiempo, en el año 2004, se volvió a producir otro grave incidente en esa misma prisión, en la que un grupo de presos se amotinaron contra el despotismo y los continuados abusos que carceleros y subdirector ejercían contra las personas presas y sus familiares.

En esta ocasión del 2004 el ambiente se fue crispando por las humillaciones a los familiares, en los registros y cacheos en el vis a vis, y la continuada utilización de rayos X con los presos. Esa tarde a una persona presa que venía de comunicar con su compañera, fue salvajemente golpeada por un grupo de carceleros que lo sacaron de la lavandería a rastras al patio antes de llevarla al aislamiento.

Este hecho fue presenciado por el resto de personas presas que se encontraban en el patio y los llenó de rabia e indignación. El Subdirector de Régimen Interno junto con un grupo de carceleros preparados con equipo antidisturbios, al ver los corrillos de presos nerviosos en el patio, salió en actitud desafiante contra algunos presos, a los que amenazó, intentó zarandear y agredir, por lo que como respuesta defensiva del grupo recibió un puñetazo que lo tiró al suelo y en el tumulto recibió un corte en el cuello que le hirió de gravedad. Mientras el resto de carceleros huyeron, a uno consiguieron retenerlo y solicitaron poder hablar con la Consellera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, para evitar que la situación fuese a más. Consiguieron que les abrieran la comunicación de una cabina telefónica de las que utilizan los presos, y realizaron una llamada a un medio de comunicación de radio, que emitió en directo la conversación y la denuncia de los abusos contra las personas presas, y la reivindicación de interlocución con la Consellera Montserrat Tura, pues no confiaban en la inexistente neutralidad de la Conselleria de Justicia. La situación de extrema tensión, se prolongó durante horas hasta la madrugada, en que pudieron hablar con otro alto responsable de la institución, las personas presas depusieron su actitud, y volvieron a la celda.

Pese a que en un primer momento esta situación pudo hacerse pública en un medio de comunicación, a través de la llamada de un preso denunciando las torturas desde una cabina telefónica de la prisión, posteriormente todas las informaciones ignoraron lo relatado para emitir la versión oficial, sólo que, como suele suceder cuando hay una lucha interna por el control de la institución, cada cual dio una versión sin consensuarla previamente, consiguiendo al final ponerse de acuerdo para explicar que la agresión se había producido porque “habían interceptado una entrada de droga en la prisión“, y el subdirector se había enfrentado al jefe del grupo de presos que se dedicaban a su tráfico en el interior de la cárcel.., y por ello resultó gravemente herido.

Algunos medios difundieron la versión cercana al gremio de carceleros del subdirector, en la que absurdamente se afirmaba que había un plan que tenía como única finalidad agredir al subdirector Manuel Tellón, y que para eso organizaron un motín y se aprovecharon de esta confusión. La investigación demostró que esa trama era completamente falsa (pág 26 sentencia)

Los presos señalados como “cabecillas” y/o participantes del motín, fueron brutalmente golpeados y posteriormente dispersados a otras prisiones e incluso alguno, fuera de Catalunya.

Apenas pasada una semana, y aún con la polémica viva, las declaraciones públicas de un antiguo y conocido responsable de la institución penitenciaria que en ese momento llevaba la dirección de la prisión de Tarragona, Martínez Cadarso, reconocían a los funcionarios de prisiones como responsables de la entrada de droga en la prisión afirmando que “son pocos, pero siempre son los mismos” 

Tras esta revelación se le hizo presentar su dimisión inminente como director de la prisión de Tarragona, para aliviar la tensión que sus declaraciones produjeron en el colectivo sindical de carceleros, que es uno de los principales grupos de poder dentro de las prisiones.

Años después, a finales del 2008, se inició el juicio en el que la mayoría de personas presas acusadas de participar en el motín, fueron condenadas a graves penas de prisión, y sólo tres fueron absueltas, pues no se pudo demostrar su participación en ninguno de los hechos que se les acusaba.

Actualmente, después de la condena de las personas presas y gracias a que las que pusieron denuncia a los carceleros por malos tratos la mantuvieron pese a las graves amenazas, unos trece carceleros tendrán que sentarse en el banquillo a responder de sus abusos. Entre ellos el que era subdirector médico.

Los abusos han sido siempre germen de revueltas carcelarias, y los responsables políticos y sindicales, siempre han salido impunes y las únicas que sufrido las consecuencias son las personas presas que se rebelan contra tanto abuso. No se puede silenciar una injusticia, con otra injusticia mucho mayor.

El Estado español ha sido denunciado y advertido por diferentes organizaciones europeas de defensa de los derechos humanos, por su práctica de torturas en prisiones y dependencias policiales, pero eso no ha hecho variar ni un ápice las políticas represivas; más bien al contrario, las han intensificado, especialmente en el ámbito psicológico.

Hasta la fecha ninguna las anteriores reivindicaciones han sido alcanzadas, ni siquiera han mejorado, más bien al contrario, las continuas reformas penales han endurecido las condenas y las condiciones penitenciarias.




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