La Bella Bestia. Alberto Vázquez-Figueroa [epub]



Durante una conferencia sobre el futuro del libro digital, Mauro Balaguer, editor de larga trayectoria profesional, se ve abordado por una elegante y bella anciana que le hace entrega de una tarjeta en cuyo reverso aparece escrito en rojo «La bella bestia», al mismo tiempo que, mostrándole un tatuaje, le comenta: «Fui su esclava y esta es la prueba. Si quiere más detalles, llámeme».

Intrigado y fascinado por lo que intuye pueda ser su último gran éxito editorial, Balaguer aplaza todos sus compromisos e inicia una intensa relación con la anciana a fin de conocer una historia única y sobrecogedora: la de Irma Grese, más conocida por «La bella bestia», celadora-supervisora en los terribles campos de concentración y exterminio de Auschwitz, Bergen-Belsen y Ravensbrück.

Hermosísima, sádica, violenta y organizadora de miles de ejecuciones de mujeres y niños, Irma tuvo el dudoso honor de ser juzgada, condenada y ejecutada por «crímenes contra la Humanidad» cuando acababa de cumplir veintidós años. La anciana le contará a Balaguer cómo la conoció y cómo la obligó a convertirse en su confidente, sirvienta, cocinera y esclava sexual.

Irma Ilse Ida Grese (n. Wrechen, 7 de octubre de 1923 - f. Hamelín, 13 de diciembre de 1945) fue una supervisora de prisioneros en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, Bergen-Belsen y Ravensbrück durante la Segunda Guerra Mundial. Apodada «la bella bestia » o «el ángel de la muerte» o «la perra de Belsen» por los prisioneros de estos campos a causa de su comportamiento sádico y perverso, fue una de las más crueles y famosas criminales de guerra nazis, quien a pesar de su corta edad, fue condenada y ejecutada en la horca por los Aliados el 13 de diciembre de 1945


En 1943, ingresó en el Campo de concentración de Auschwitz, como SS (SS Oberaufseherin) (guardia femenina), y para fin de ese mismo año fue ascendida a supervisora, la segunda mujer de más alto rango en el campamento, después de María Mandel, a cargo de alrededor de 30.000 reclusas de origen judío. El ascenso se produjo a causa de su enorme fanatismo nazi y considerable sadismo que desarrolló.

Después de Auschwitz, su sadismo continuó en Ravensbruck y Bergen-Belsen, tres campos de exterminio nazis, siendo detenida el 15 de abril de 1945 por los británicos en el último de esos, junto a otros integrantes de las SS.

Irma fue una de las principales criminales de guerra en el Juicio de Bergen-Belsen, realizado entre septiembre y diciembre de 1945. Las supervivientes de los campos que testimoniaron la acusaron de asesinatos y torturas. Siempre usando pesadas botas, látigo y pistola, entre otros actos, Irma era conocida por dejar que perros hambrientos y furiosos se lanzaran encima de las presas para devorarlas, asesinar internas a tiros a sangre fría, torturas a niños, abusos sexuales y palizas sádicas con látigo trenzado hasta provocar la muerte de las víctimas. Además, una revelación de Olga Lengyel dice que Irma mantuvo relaciones con los SS Hauptsturmführers Joseph Mengele y Josef Kramer.


Aunque Irma Grese renegó de los asesinatos y habiendo manifestado que sólo conocía el destino de las prisioneras sólo por boca de ellas mismas, nunca renegó de su ideario nazi y cantaba himnos de la SS en su celda. La belleza de Grese se había trastocado en una mujer de rasgos endurecidos por la crueldad.

En su alojamiento, después de su detención, fueron encontradas lámparas de mesa con las pantallas hechas de piel humana, exactamente de tres prisioneros judíos asesinados y despellejados por ella misma.


En el Juicio de Bergen-Belsen fue condenada a la horca a los 22 años -la más joven condenada a muerte sobre leyes británicas en el siglo XX- siendo ejecutada en la prisión de Hamelín (Alemania) el 13 de diciembre de 1945. Sus últimas palabras a su verdugo fueron: "Schnell!" (¡Rápido!). Al parecer después de su ejecución, su cuerpo fue mutilado e incinerado; para que después las cenizas fueran arrojadas a un río de desagüe.




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