Por una educación científica y humanitaria, por la educación libertaria



La educación de los pequeños es delegada en manos del profesorado,  exponiéndolos así al azar, si tienen suerte puede que encuentren algún profesor o profesora vocacional, de los que para el sueldo es solamente algo necesario para comer y lo importante es estar a la altura de la gran responsabilidad que han asumido; nada menos que la educación de nuestros pequeños, el futuro de nuestra sociedad. Por el contrario, si la suerte no los acompaña y van a parar a manos de alguien para el que ser profesor es solamente un medio de vida, los padres y madres podrían pagar cara esa desidia, máxime si tenemos en cuenta que para muchos de ellos el colegio es una manera de quitarse a los niños de encima, hasta el punto que muchos niños pasan más horas al día con sus profesores que con quienes los trajeron a este mundo. Por otra parte, tenemos a los docentes con conciencia y vocación; ellos son, tras los propios alumnos, la parte más afectada en toda esta situación. Debe ser desesperante querer hacer bien tu trabajo y solamente encontrar hostilidad como respuesta, incluso de tus propios compañeros que ven como se deja en evidencia su distraída moral y cuya reacción suele ser la defenestración del que habla alto y claro, sin miedo a ser señalado por los que siempre callan cuando se trata de defender un interés que no les renta a ellos.

Las escuelas (por muy triste que suene) son cuarteles de adoctrinamiento. Delegamos la educación de lo más valioso, lo más querido, lo más frágil y que más necesita de nuestra protección, en manos del Estado, craso error que impide la posibilidad de un mañana mejor. En las escuelas se enseña a los niños a ser competitivos en el peor sentido de la palabra, a aprenderse de memoria las lecciones para después recitarlas cual loro de circo, sin nunca prestar atención a si el alumno ha aprendido algo o lo que recita son un mero conjunto de sonidos vocales aprendidos de memoria, y que le importan menos que nada su significado. Los alumnos menos aventajados son dejados en evidencia delante de todos sus compañeros cuando llega la hora de los exámenes, sus notas serán conocidas por todos sus compañeros, dictadas en voz alta por el profesor, cosa que solamente agrava el problema en lugar de solucionarlo. En las escuelas y universidades se enseña prácticamente lo básico para poder servir al amo, más cultura podría crear curritos que piensen y eso sería todo un contratiempo para los amos que deciden como deben ser nuestros niños y jóvenes en el futuro. La inmensa mayoría de los chavales que salen del instituto son analfabetos funcionales, saben descifrar el sonido de las letras, pero en muchos casos desconocen su significado, ya que en el colegio nunca alimentaron su deseo de querer aprender, de querer saber como funcionan las cosas para así poder comprender, solamente aprendió a transcribir lo que pone en los libros de texto que vaya usted a saber quien mandó crearlos.


Es imposible poder crear un mañana mejor mientras dejamos que se siga adoctrinando a nuestros pequeños en las escuelas, toda la lucha de los mayores de hoy de nada servirá si en la cadena de montaje docente estatal  se siguen fabricando en serie curritos dóciles y poco doctos, además de sentirse orgullosos de su propia ignorancia. El "yo no he cogido un libro en mi vida" se dice como si ello fuese algo muy varonil y digno de elogio. El futuro son ellos, frase que aunque demasiado manoseada no deja de ser una verdad incontestable. Si ese futuro sigue siendo envenenado con la ponzoña estatal, difícilmente pondremos solución a nada. Esa "educación" que impone obligatoriamente el Estado desde tierna edad es la misma que produce futuros policías, seguratas, compañeros de trabajo chivatos, trabajadores que ven lógico y normal explotar a sus iguales si por circunstancias de la vida les ha ido a ellos mejor que al vecino, electores que tienen cabeza por no llevar el serrín en la mano y demás seres egoístas que nunca conocieron más que el ¿qué hay de lo mío? Esa "educación", esa ignorancia; es uno de los más básicos pilares que sustentan al Estado fascista español, junto con la Corona, la Cruz y la Espada.


España fue pionera en la enseñanza racionalista, aunque viendo el desierto paisaje intelectual que padecemos en la actuualidad, resulte difícilmente creíble, pero así fue sin ningún lugar a dudas, nuestra tierra fue una vez vanguardia de la enseñanza más humanitaria y científica de todo el planeta. El más conocido y que más contribuyó a la difusión de una educación racional que borrase la superficialidad y superstición de las escuelas, fue Ferrer i Guardia, uno de los hombres más buenos (en todo el amplio sentido de la palabra) que ha dado esta tierra: pero en esta miserable tierra en la que se olvida o se asesina a quienes intentan mejorar lo común sin importarles la vida propia, él acabó siendo asesinado por los asesinos que lo juzgaron conociendo su inocencia y después enterraron su memoria que para que no cundiera su ejemplo de HUMANIDAD, pero su memoria sigue viva aun por más que intenten borrarla.


No se puede seguir dejando tener a la Iglesia el poder de la enseñanza a los pequeños y jóvenes. Hace 85 años ya que Azaña, - un orondo burgués represor de trabajadores, nada parecido a un demonio rojo que escupe fuego -  prohibió a la demoníaca Curia Hispana el poder hacer negocios en nombre de Dios y cosa mucho más importante, el enseñar a los niños el creacionismo en lugar de el darwinismo, anteponiendo la ciencia a la superstición impropia de seres inteligentes y realmente civilizados. Esta es una de las principales luchas que son inaplazables si en algo queremos avanzar. No se le pueden regalar 2 bill de pts a la Iglesia anualmente para que utilize la caridad como medio de propagar su sucia doctrina, no podemos permitir que el 80% de nuestras escuelas concertadas estén en manos de la Iglesia, medrando gracias al dinero de la caja común. Deben cerrarse todos los colegios y universidades del Opus Dei, Los legionarios de Cristo o cualquier secta parecida. Quien quiera emponzoñar la mente de sus hijos con estúpidas supersticiones que lo haga en su casa y bajo su responsabilidad. Pero que en la escuela se les enseñe como hemos evolucionado hasta llegar a ser lo que somos, sin que en ello haya intervenido ningún Dios omnipotente e intangible en el que se puede creer como en la existencia de gnomos o ninfas del bosque.

Como conclusión no quiero dejarme en el tintero la responsabilidad individual de todos y cada uno de los padres y madres que decidieron traer a este mundo a sus pequeños. El colegio no es un aparcamiento donde dejar a los niños para que no molesten con sus cosas de niños. Los profesores y profesoras no son quienes tienen que enseñarles a los niños las cosas más básicas para que puedan desenvolverse en esta sociedad, no se puede delegar la educación social en manos de los profesores, su función es (o debería ser) la de enseñarles todos los conocimientos adquiridos por nuestra especie a los largo de miles de años de evolución. Si los valores humanitarios no son mamados desde la cuna y a través de nuestros progenitores, difícilmente podrán aprenderlo en la escuela.


¿Existe mayor satisfacción que pasar todo el tiempo posible con nuestros peques, sobre todo cuando son más pequeños? ¿A qué degeneración social nos han llevado estos ultracatólicos que graznan desgañitándose acerca de las bondades de una familia que permanecce unida y en sus empresas esclavistas obligan a los obreros a casi no tener vida propia y familiar? Los ricos, quienes suelen ser (al menos en apariencia) los mas devotos y beatas, dejan la crianza de sus hijos en manos de chachas que terminan siendo más madres que la biológica y de grandes los mandan a estudiar a internados en el extranjero, si no quieren ni a sus hijos... A los trabajadores y trabajadores se les obliga a pasar la mayor parte del día fuera de casa, los hijos se crean sin contacto paternal, y la educación de los más pequeños es algo muy complejo que necesita de mucho tiempo, dedicación y paciencia. Como ninguno nacemos con un manual bajo el brazo en el que nos expliquen como ser buenos padres y madres, sin el tiempo para ejercer esta obligación contraída al hacerse responsable de una nueva vida que comienza a crecer rodeada de un mundo cambiante y siempre hostil, es muy complicado hacer de los más pequeños personas adultas con capacidad de empatía y sentimientos profundamente humanitarios, se hace muy difícil buscar el antídoto para todo el veneno que esta sociedad enferma inyecta en sus inocentes mentes. 


Sin una infancia plena y feliz, una juventud en la que se cultive el ansia de aprender, no la desidia del vegetal, y una edad adulta en la que se tenga conciencia de como funciona este maravilloso mundo contaminado por la codicia humana, nunca saldremos de este agujero cavado por nosotros mismos.


Esta entrada quiero dedicársela a mi amiga Elena, inspiradora y cómplice de que la haya escrito y bien sabedora de los problemas que en ella se plantean. 

No hay comentarios: