El Marx desconocido o la limpieza de un personaje oscuro. Gastón Leval


Marx, como ya hemos visto, se dedicó gran parte de su vida a atacar a sus contemporáneos, a tratar de demostrar que sólo él era un revolucionario auténtico. La procedencia familiar, su vida intima, todo servía a Marx para atacar a la gente que no estaba de acuerdo con sus ideas.

El libro polémico de Marx contra Proudhon “Miseria de la Filosofía” contiene en gran parte ataques personales. En todo el tiempo que duró el enfrentamiento de Marx con Proudhon, éste último rechazó los ataques y se centro más en desarrollar sus teorías, pero Marx aprovechaba cualquier escusa para llamarle pequeño burgués y demás calificativos. Hemos visto ya también como se refería a Bakunin por su condición rusa.

Entonces, viendo la manera en la que Marx actuó, creo que es preciso regresarle la pedrada: poner la lupa sobre la vida íntima de Marx y ver si en verdad practicaba lo que decía o si sólo se dedicaba a lanzar proclamaciones que después él no hacía; ver además la manera en que se relacionaba con las personas más cercanas a él, y la concepción en que tenía a sus contemporáneos y los prejuicios que sobre él pesaban.
En los círculos intelectuales y en las aulas universitarias, cunde y se propaga una concepción positiva de Marx: un hombre ejemplar, luchador incansable por los intereses de los trabajadores, internacionalista, revolucionario, etc.; es necesario entonces cortar con estos mitos contrarios a los verdaderos hechos. 

Carlos Marx nació un 5 de mayo de 1818 en la ciudad de Trier, territorio del Rhin. Marx no era un apellido de origen judío: el abuelo de Carlos, Rabby Marc Levy llegó a Trier hacia finales del siglo XVIII y comenzó el mismo a llamarse Marx-Levy, y después elimino el Levy, quedando tan sólo en Marx . La familia Marx tuvo nueve críos, de los cuales Carlos fue el primer varón que sobrevivió.

En agosto de 1836 Carlos Marx se comprometió secretamente con quien sería su esposa, la varonesa Jenny Von Westphalen. Jenny era una joven hermosa a quien no faltaban pretendientes, pero que terminó por hacer caso al menos agraciado. Fue el padre de Jenny quien indujo a Carlos Marx a la lectura de Saint-Simón, Goethe, etc. El secreto del compromiso se mantuvo por nueve años.

Carlos Marx descendía de una larga progenie de judíos, lo cual no debía ser motivo de vergüenza para nadie. Pero contrariamente a lo que pudiera pensarse, Carlos Marx renegó toda su vida de su origen judío. De hecho, Marx se molestó mucho cuando uno de sus yernos, Charles Longuet, hizo lo posible por insertar en un periódico de París que él editaba una nota de alabanza a Marx relatando que el matrimonio Marx-Westphalen había pasado por distintos tropiezos debido a “Muchos prejuicios… el más fuerte de los cuales era el prejuicio racial. Como se sabe el ilustrado socialista es de origen judío”. Esta nota que buscaba narrar la lucha que habían tenido que mantener para estar juntos fue suficiente para que Carlos Marx se molestara y pidiera que jamás Longuet volviera a mencionar siquiera su nombre.

El padre de Carlos, Heinrich Marx, murió el 10 de mayo de 1838. Para 1841 la situación de los Marx no era tan grave económicamente. La madre de Carlos Marx, Henrietta Marx, adelantó a Carlos 1111 Talers de su herencia. Pero el joven Marx, que debía contar con 23 años de edad no era nada modesto: era ambicioso y se desentendió hasta de la obligación de ayudar económicamente a su familia, en especial si tomamos en cuenta que Carlos Marx era el mayor de la familia, y que contaba con hermanas menores. Marx no sólo no se hizo responsable de sus obligaciones para con su familia, sino que se indignó de que se le reprochara tal actitud y escribió a su amigo Arnold Ruge:

<<Mi familia… (…) a pesar de su riqueza [me] ponen obstáculos en el camino, que me causan en este momento duras circunstancias. (…) Gente no identificada (…) se ha infiltrado en el seno de la familia y ha organizado una vil conspiración contra mí. (…) Mientras viva mi madre, no tendré derecho a mi fortuna>>

En verdad esta avaricia de Marx no era nueva, en sus años de estudiante gasto casi 700 talers, obteniendo el reproche de su padre por tal actitud. A la muerte de Hinrich, la totalidad de los bienes que poseían los Marx equivalía a los 22.000 talers, de los cuales 11.130 correspondían a la dote de la madre.

Después de las deudas y de los pagos correspondientes, a Marx le tocaron 800 talers de la herencia. Las hermanas de Marx le reprocharon a éste el que se haya desentendido de sus deberes como jefe de familia y que se negara a ayudarles económicamente y dejándoles a un paso de la miseria. El interés que se obtenía por la dote de Henrieta era lo único que tenían de ingresos, el 8%, lo que significaban 900 talers para una viuda y cinco hijas, en contraste con los 700 que Marx había despilfarrado anteriormente.

El sentimiento natural del amor de un hijo hacia su madre en Marx se esfumó, o por lo menos tenía un modo muy peculiar de amar a su madre cuando en ella sólo veía el obstáculo que le impedía apoderarse de unas cuantas monedas, tal como le dice a Engels:

<<No puedo hacer nada con mi anciana (madre), que aún subsiste en Trier, a menos que me siente en su cuello.>>

El 8 de enero de 1863 Marx escribe a Engels estas vergonzosas palabras en relación a la muerte de Mary Burns, quien había sido su amante por espacio de 20 años:

<<Siento que haya sido Mary quien muriera en vez de mi madre.>>

Casi un año después de haber escrito esto se daba por fin el acontecimiento esperado por Marx: la muerte de su madre. Inmediatamente, el 2 de diciembre de 1863 Marx escribe entusiasta a Engels:

<<Hace dos horas recibí un telegrama con la noticia de que mi madre ha muerto. El destino reclamó a uno de nuestra familia. Yo mismo estoy con un pie en la tumba, empero, en las condiciones actuales, soy más necesario que la vieja. (…) Debería ir a Trier al momento, para asegurar la herencia.>>

Marx se encolerizó mucho al ver que requerimientos legales le imposibilitaban apoderarse del dinero que ya suponía en sus manos. Pero este percance le fue compensado, su madre había hecho una fortuna invirtiendo dinero de su dote y había amasado una fortuna de 41.300 florines, aproximadamente 7000 libras esterlinas. Marx obtuvo de este monto, después de pagar deudas con su tío, aproximadamente unas 850 libras, el equivalente 15 veces el salario anual de un trabajador ingles especializado. Pero este dinero pronto se escurrió entre los dedos de Marx.

No sólo la codicia era un defecto de Marx. Comúnmente se nos describe a Marx y Engels como internacionalistas y enemigos declarados de la esclavitud. Veamos si esto es correcto.

El 7 de agosto de 1866 Marx escribe a Engels una emocionada carta por un descubrimiento genial a los ojos de Marx. Se trataba de la lectura del conocido etnólogo francés racista Pierre Trémaux. Cualquier científico hubiera desechado tal literatura, por tratarse de basura, pero Marx se entusiasmo mucho y juzgó, incluso, que el trabajo de Trémaux era más significativo que el trabajo de Darwin. Según Trémaux, la raza negra no era producto de la evolución humana, sino más bien una degradación de la misma. Estas fueron sus palabras:

<<El negro atrasado no es un simio evolucionado sino un hombre degenerado.>>

Estas eran las opiniones de quien según Marx, estaba por encima del mismo Darwin. En verdad Marx no sólo consideraba a la raza negra inferiores, sino que estaba, incluso, a favor de su esclavitud. Veamos:

<<La esclavitud es una categoría económica como otra cualquiera. Por consiguiente, también tiene sus dos lados. Dejemos el lado malo de la esclavitud y hablemos de su lado bueno: de suyo se comprende que sólo se trata de la esclavitud directa, de la esclavitud de los negros en el Surinam, en el Brasil, en los Estados meridionales de América del Norte. Lo mismo que las máquinas, el crédito, etc., la esclavitud directa es la base de la industria burguesa. Sin esclavitud no habría algodón; sin algodón no habría industria moderna. La esclavitud ha dado su valor a las colonias, las colonias han creado un comercio universal, el comercio universal es la condición necesaria de la gran industria. Por tanto, la esclavitud es una categoría económica de elevada importancia. Sin esclavitud, América del Norte, el país de más rápido progreso, se transformaría en un país patriarcal. Borrad Norteamérica del mapa del mundo y tendréis la anarquía, la decadencia completa del comercio y de la civilización moderna. Suprimid la esclavitud y habréis borrado a Norteamérica del mapa de los pueblos.>>

Naturalmente Marx se entretiene hablando de anarquía como sinónimo de caos, pero véase como, pese a las argucias con que intenta convencernos, defiende claramente la esclavitud; esclavitud que, como el mismo dice,  es la base de la industria burguesa. Además ¿Qué significa esa frase lanzada al vacio sobre que sin la esclavitud América del Norte se transformaría en un país patriarcal? ¿Dominaba en América el matriarcado? Es evidente que estas palabras no buscaban sino asombrar a timoratos.

En la época de la Neue Rheinische Zeitung Marx escogió un corresponsal para Viena durante el explosivo año de 1848, se trataba de Eduard Von Müller, quien era conocido por sus prejuicios raciales contra los eslavos y judíos. Marx le eligió porque creía que sus opiniones raciales iban de acuerdo con las de él. Poco más tarde de haber ingresado Müller a Neue Rheinische Zeitung, se puso éste en contra de Marx, y escribió un texto donde llamaba a Marx “cobarde… hediondo a ajo… arrogante jesuítico… jefe rabino, etc.” ¿Cómo respondió Marx? Éste se quedo calladito, no supo ni pudo refutar nada, en verdad Marx era judío, pero no era este el motivo para que se le recriminara algo, sino el renegar de sus orígenes y haber emprendido muchos ataques en contra de los judíos.

Es verdad que después de la muerte de Marx, Engels se alejó un poco de estas prácticas y dejo de insultar a los judíos, pero su época racista la tuvieron, y Marx hasta su muerte. También es verdad que la hija de Marx, Eleanor, trabajó con judíos, y ella misma se decía judía también, aunque de acuerdo a la ley de los judíos no lo era, porque la posición de la madre es determinante, pero su animosidad de carácter hacia el pueblo judío es de resaltar. Sin embargo, aquí estamos tratando de Marx y Engels, y no de la familia del primero, quien al parecer también fue víctima del mismo Marx.

Pero si Marx era no sólo racista y codicioso, sino también dilapidaba el dinero que caía en sus manos ¿Cómo fue que pudo sobrevivir? En realidad no se trata en Marx de una persona que hiciera lo posible por salir adelante por sus propios medios: Engels le mantuvo generosamente por gran parte de su vida a él y a sus hijos.

Federico Engels nació en 1820, dos años más tarde que Marx. Era descendiente de una familia de industriales que habían adquirido fábricas de algodón en Manchester, Barmen y Engelskirchen. Se encadenó a los negocios de la familia y mantuvo a Marx durante la mayor parte de su vida de adulto. Este encadenamiento duró dos décadas, hasta que Engels se decidió a ser “un hombre libre”. A partir de aquí Engels asignó a los Marx una suma de cincuenta libras esterlinas anuales, con lo que les permitía vivir al nivel de la cómoda clase media.

Esta generosidad que permitió a los Marx vivir cómodamente le permitió al padre del comunismo, al enemigo resuelto contra la esclavitud, al revolucionario que defendía la causa de los trabajadores, le permitía a Marx, repito, tener una sirvienta.

La sirvienta se llamaba Helen (Lenchen) Demuth, y había sido empleada de los Westphalen desde que era pequeña. Cuando iba a cumplir los 21 años la madre de Jenny la envió a ponerse a las órdenes del reciente matrimonio Marx como ama de llaves y doncella.

La varonesa con quien Marx se había casado era completamente inepta para las labores del hogar, y Lenchen se las ingeniaba para hacer de cocinera, lavandera, costurera, enfermera, etc. En 1850 murió Guido, hijo de los Marx, quien sólo contaba con un año de nacido. Para ese entonces Jenny estaba embarazada de nuevo, y Marx aprovechó para sostener relaciones sexuales con Lenchen, pese a lo difícil de tener privacidad en una casa de sólo dos habitaciones.

El 28 de marzo de 1851 Jenny dio a luz a Franziska, quien sólo sobreviviría un año. Cuando esto pasaba Lenchen tenía ya seis meses de embarazo, y Marx se reúne con Engels para hablarle cara a cara sobre el asunto; en resumidas cuentas le propuso a Engels que se hiciera cargo de la paternidad del niño. Por fin el hijo ilegitimo de Marx nació el 23 de junio de 1851, y fue nombrado Frederich, para hacer más creíble la mentira sobre la paternidad de Engels. Marx había añorado siempre tener hijos varones, pero los únicos dos que habían nacido habían muerto. Una vez nacido Frederich, era natural que Marx se contentara de ello, pero no sólo no le reconoció como hijo, sino que siempre le despreció y le dejó que se hundiera en la pobreza. La pobre Lenchen hizo lo que estuvo en sus manos para sacarle adelante, pero fue bien poco.

Frederich, el hijo ilegítimo de Marx creció en la pobreza, y en contraste con su padre (tanto del falso como del verdadero) fue trabajador manual. Después de la muerte de Carlos Marx se le permitió a Frederich visitar a Engels con la condición de que siempre entrara por la entrada de servicio. La esposa divorciada de Karl Kautsky, quien después vendría a ser el ama de llaves de Engels nos confirma esto:

<<… Me parecía muy curioso que nunca entrara por la puerta principal, siempre llegaba a la cocina por la entrada de servicio. Las visitas de Freddy continuaron después de que tome el cargo general de ama de casa de Engels y, me encargue de que tuviera todos los derechos y atenciones de un invitado.>>

Cuando Engels estaba en los umbrales de la muerte le confesó a su amigo Samuel Moore que Freddy era hijo de Marx y no suyo. Éste lo comunicó a Eleanor, quien no creyó nada. Poco después, cuando Moore estaba también al borde de la muerte, confeso lo mismo a Eleanor, quien esta vez “sufrió una crisis nerviosa cuando salió de la habitación. Todo el odio que me había demostrado siempre, quedó en el olvido y lloró en mis hombros”.

Cuando Lenchen murió, después de haber trabajado durante medio siglo para los dos luchadores por la liberación obrera, la pobre Lenchen había logrado acumular solo 95 libras, que le fueron dejadas a Freddy.

Hemos visto hasta aquí la manera en que Marx se conducía en su vida intima y los prejuicios que sobre el pesaban por medio de sus mismas cartas. Ahora bien, ¿Cómo se expresaba de sus contemporáneos?

Respecto a Lasalle, Marx escribió a Engels que:

 <<...afortunadamente el negro judío, Lasalle saldría de Londres el fin de semana con destino a Alemania. Ahora me resulta absolutamente claro que como la textura de su pelo y la forma de su cabeza lo demuestran, Lasalle desciende de los negros que se unieron a Moisés en Egipto (a menos que su madre o abuela por el lado paterno se hayan mezclado con un negro). Ahora, esta combinación de alemán y judío con una substancia primaria negra, necesariamente da por resultado un extraño producto. El empuje de este individuo también es propio de un negro”.

En su correspondencia con Engels, Marx hablaba de Lasalle de la misma manera descortés y racista; le llamaba “el pequeño judío”, “bestia desvergonzada”, “mono pomposo”, “judío mala sangre”.

Engels por su parte manifestaba que “siempre me ha sido repugnante”,era, para Engels “un vulgar bribón… un traidor”.

El odio que Marx manifestó siempre por Lasalle no se debía al cien por ciento por cuestiones políticas: Lasalle había triunfado en todo lo que Marx había fracasado: Lasalle, como Marx, era judío, pero no se avergonzaba de ello, Marx sí; Lasalle logró crear en Alemania un enorme movimiento obrero que el mismo encabezaba, Marx no tenía apenas influencia efectiva; Lasalle tenia prosperidad económica, Marx dilapidó todo el dinero que había pasado por sus manos y vivía de la caridad de Engels; incluso en la muerte Lasalle  superó a Marx: a la muerte de Lasalle (1864) se reunió una gran multitud (4000 personas) para dar la despedida a éste, a la muerte de Marx (14 de marzo de 1883) no asistieron a su entierro más de 20 personas.

Sobre Simón Bolívar, Marx se expresaba así: <<Considero a Bolívar un cerdo cobarde, vil y miserable…>>

Cuando Engels se enteró de que Lafargue emprendía su carrera como socialista en el Condado Municipal del Quinto Arrodissement, distrito donde se encontraba el Zoológico de París, éste expreso: “Pues ya que su origen negro lo sitúa un grado más cerca del reino animal que a la especie humana, indudablemente que Lafargue es el candidato ideal para ese distrito”.

Sobre la relación de Laura con Lafargue, de cuya actividad en España hablaremos más adelante, Marx no guardaba buenas expectativas. De hecho, pese a los esfuerzos de Lafargue por ganarse a Marx, éste siempre le miró como un bicho raro. Aceptó el compromiso de su hija con Lafargue más que nada porque éste era hijo único del dueño de una plantación en las Indias Orientales, y vio en ello la oportunidad no sólo de mejorar la situación económica de su hija, sino de él mismo. Una vez advertido el beneficio que se abría a sus ojos Marx cambió su modo de ver a Lafargue, quien para Marx tenía un talento excepcional para la medicina, aun cuando Lafargue creyera tontamente que las principales curas eran la electricidad y el alcohol.

Pero pese a aceptar el compromiso de su hija con Lafargue, Marx siempre tuvo cierto desprecio por él, y en sus cartas solía llamarle “el pequeño negro” o “el gorila”. Jenny Marx no se quedaba atrás, y describía a Lafargue como “un verdadero negro [para quien] el cielo siempre está lleno de violines”. Los insultos de Marx y Engels hacia Lafargue fueron siempre a espaldas de este y de Laura Marx. En justicia, hemos de consignar que pese a sus opiniones, Engels siempre ayudó a los Lafargue, cuando estos perdieron su dinero les apoyo con constantes “préstamos”; Engels no sólo mantuvo durante toda su vida a Marx, sino también a sus hijos.

Engels se expreso así de los griegos “esos piojosos balcánicos (…) esos miserables y ruinosos fragmentos de naciones antiguas, los siervos, los búlgaros, y otras bandas de ladrones, en bien de los cuales Palestina desborda entusiasmo, se niegan a concederse el aire mutuamente y se sienten en la obligación de cortarse las gargantas los unos a los otros”.

Una vez que hemos visto otra cara de Marx y Engels, es necesario entonces preguntarse ¿fueron Marx y Engels internacionalistas después de lo que acabamos de ver? ¿Eran realmente proletarios? ¿Su gente lo era? ¿Hacían lo que decían en sus escritos? Y finalmente ¿Fueron Marx y Engels unos revolucionarios sinceros? Dejemos que Engels nos responda:

<<¿Qué queremos con un Partido, una pandilla de bobos que ponen toda su confianza en nosotros porque imaginan que somos gente de la misma clase que ellos?>>

Texto completo:

No hay comentarios: